Desde los albores de la humanidad, la creatividad ha ido manifestándose junto con el derrotero histórico del progreso del ser humano. El fuego, la rueda, la imprenta...
Desde los albores de la humanidad, la creatividad ha ido manifestándose junto con el derrotero histórico del progreso del ser humano. El fuego, la rueda, la imprenta, el telégrafo, el teléfono, la radio o la televisión son solo algunos de los cientos de miles de ejemplos que demuestran la creatividad de la especie humana sobre la faz de la tierra, desde hace aproximadamente unos 300.000 mil años. Para hablar sobre la creatividad es preciso señalar que dicho vocablo se introdujo por primera vez en el Diccionario de la Real Academia Española en 1984. Asimismo, según Runco & Sakamoto, la creatividad se encuentra entre las conductas humanas más complejas y desde la Psicología de la Creatividad se ha elaborado la siguiente definición: “Es el estado de conciencia que permite generar una red de relaciones y conexiones mentales para identificar, plantear y resolver problemas de manera relevante y divergente”.
Ahora bien, la creatividad, ¿nace o se hace? Desde el campo de la Neurociencia, se ha venido demostrando que existen factores fisiológicos y hereditarios que intervienen en este campo, pero también que la creatividad se puede desarrollar. La premisa anterior nos invita a inferir que los seres humanos nacemos con un ADN creativo; y, al mismo tiempo, esta capacidad la potenciamos a lo largo de nuestras vidas. Conscientes de esta realidad, resulta fundamental que exploremos las infinitas posibilidades de potenciar nuestra creatividad, puesto que, ella forma parte de nuestra esencia humana y constituye una inagotable herramienta de transformación. Reflexionando en voz alta en cómo podemos continuar impulsando nuestra creatividad; a través de la lectura del libro “Anatomía de la creatividad” (2011), Llorenç Guilera, autor del mismo, resalta la importancia de trabajar en la actitud y aptitud creativas.
Actitud creativa
Llorenç Guilera señala que la Psicología de la Creatividad considera que la actitud creativa está formada por los siguientes componentes: instinto de curiosidad, inconformismo, motivación, iniciativa, profundidad, perseverancia y autoestima. En primer lugar, la curiosidad es un instinto opuesto al instinto de conservación, es la que nos lleva a vivir nuevas experiencias. ¿Sabían que la curiosidad innata es muy fuerte en los niños y llega a un punto máximo sobre los 6 o 7 años? En segundo lugar, el creativo es inconformista. Tiene actitud transgresora. Según el psicólogo estadounidense Joy Paul Guilford: “El creador debe huir de lo obvio, lo seguro y lo previsible”. En tercer lugar, la motivación impacta positivamente en la fluidez mental. Los enemigos mortales de la motivación son el cansancio, el rechazo social y los fracasos continuados. ¿Cómo podríamos reducir o afrontar a estos enemigos?
Guilera sostiene que no se puede crear sin tener iniciativa. Gracias a ella, el creador logra que se estimulen rápidamente actuaciones y se obtengan los medios necesarios superando las adversidades. Asimismo, agrega que las personas creativas reflexionan con profundidad. No se limitan con las respuestas básicas y buscan ir más allá de lo evidente. De igual manera, la perseverancia concede la capacidad de concentración indispensable para el proceso creativo. Para ilustrar esta importante actitud bien podría recordarse la frase del científico Thomas Alva Edison: “No fracasé, solo descubrí 999 maneras de como no hacer un foco”. Finalmente, el autor de “Anatomía de la creatividad” resalta que la autoestima es un elemento activo para el desarrollo y el perfeccionamiento personal y se consolida con los logros adquiridos. A mayor autoestima, mayor creatividad; a mayor creatividad, mayor autoestima.
Aptitud creativa
La actitud creativa es requisito esencial pero no suficiente para la creatividad. Si no viene acompañada de las aptitudes adecuadas puede resultar improductivo. Asimismo, las aptitudes creativas se pueden aprender y entrenar. En tal sentido, Llorenç Guilera recomienda trabajar en las siguientes. Primero, desarrollar la capacidad de aprehender a través de los sentidos el mundo que nos rodea y las diversas situaciones particulares, pero observando detalles y matices que no todo el mundo ve: sensibilidad perceptiva. Segundo, la capacidad de detectar y delimitar un problema importante donde la mayoría de personas solo ve normalidad o problemas insignificantes es una habilidad fundamental de las personas creativas. Sabías que los limpiaparabrisas fueron inventados en Nueva York por Mary Anderson en 1903, después de que observó a un conductor de tranvía saliendo a limpiar la nieve una y otra vez.
Una vez que tenemos el problema bien registrado, el siguiente paso es analizarlo. De esta forma podremos comprender su amplitud y posteriormente solucionarlo. Sin embargo, la capacidad de análisis, según Guilera se desarrolla a partir de ciertas habilidades como capacidad intuitiva, reconocimiento de pautas, perspicacia, racionalización, flexibilidad y fluidez mental. Luego, se debe trabajar en la planificación de soluciones para los problemas; es decir, apoyarnos en el autoconocimiento, autonomía, dominio del campo de actividad, inventiva, capacidad de innovación y originalidad para diseñar alternativas de solución a los problemas. Por último, todas las aptitudes mencionadas hasta ahora son los pasos previos a la resolución del problema, pero crear no es solo imaginar. Para culminar el proceso creativo hace falta llevar el impulso conceptual creativo hasta la realización de un producto, servicio o cualquier expresión original.
En el actual contexto de emergencia sanitaria que la humanidad viene enfrentando, resulta imprescindible promover la generación de una cultura creativa, para enfrentar las diversas crisis que se presentan en todos los ámbitos del quehacer humano. En tal sentido, los sistemas educativos a través de las escuelas, institutos y universidades deberían convertirse o continuar apostando por el desarrollo de la creatividad, entre los integrantes de las comunidades educativas. Eso sí, esta no es una tarea exclusiva de la educación, porque las diversas instituciones de la sociedad civil también pueden contribuir con el desarrollo de esta importante capacidad inherente a nuestra condición humana. Antes de finalizar, resalto la definición que nos aporta el profesor de Ingeniería de Diseño de la Universidad de Stanford, John E. Arnold: “La creatividad es el arte de dar una nueva mirada a los viejos conocimientos. Todas las personas nacemos con un determinado potencial para la actividad creativa”.
Referencia:
Guilera, L. (2011). Anatomía de la creatividad. FUNDIT - Escola Superior de Disseny ESDi. https://esdi.es/wp-content/uploads/2018/04/Anatomia-de-la-creatividad.pdf