Este 18 de abril, Chiclayo cumplirá 188 años, desde aquel 1835, fecha en la que el presidente de la época, coronel Felipe Santiago Salaverry le confirió el título de «Ciudad Heroica»
Este 18 de abril, Chiclayo cumplirá 188 años, desde aquel 1835, fecha en la que el presidente de la época, coronel Felipe Santiago Salaverry le confirió el título de Ciudad Heroica. Este hecho histórico contrasta con el difícil momento que vivimos actualmente; recorrer nuestra ciudad supone exponerse a una serie de peligros que van, desde las aguas servidas que todavía encontramos en muchas zonas de nuestra localidad, infraestructura vial en pésimas condiciones, montículos de basura, caos vehicular, proliferación de insectos, entre otros problemas que debemos soportar acompañadas de las altas temperaturas generadas por el cambio climático y en particular, en este 2023, el fenómeno meteorológico Yaku. Todo esto nos molesta como ciudadanos y es razonable exigir a nuestras autoridades actuar con celeridad; sin embargo, ¿es posible que pasemos de la indignación a la acción ciudadana positiva?
Personalmente considero que sí es posible en la medida que nos reconozcamos no solo como personas con derechos ciudadanos, sino también con deberes que asumir de forma responsable. Estoy de acuerdo con la mayoría de reclamos que actualmente demanda la población a las autoridades locales y regionales: optimizar el gasto público, mayor transparencia en el uso de los recursos públicos, idoneidad en la contratación de los funcionarios, lucha frontal contra la corrupción, entre otros; no obstante, a nuestra indignación justificada también le podríamos sumar una acción ciudadana más responsable, participativa y crítica. Para ello, nos urge como sociedad fomentar el diálogo constructivo con capacidad de escucha, que ubique al interés colectivo y el bienestar común por encima de todo. Tarea que necesita del concurso articulado de la sociedad civil organizada con los gobernantes de turno.
¿Por dónde comenzar? Por un lado, desde la perspectiva ciudadana a partir de la generación de espacios vecinales que permitan el diálogo en comunidad que busque el bienestar de los vecinos. Qué importante es trabajar en el liderazgo comunitario como herramienta de intervención para escuchar y aprender de los demás, pero también para incentivar la buena ciudadanía desde el ejemplo y la acción positiva. Por otro lado, desde la posición de los gobernantes asumiendo una actitud más proactiva con la población, más allá que fueron elegidos para cumplir con un mandato político, necesitamos autoridades con capacidad de liderazgo y vocación de servicio. En sus manos está la posibilidad de transformar a Chiclayo; que las crisis que venimos enfrentando a todo nivel resuenen en la conciencia de nuestros gobernantes. Si ello ocurre, los que amamos y queremos lo mejor para Chiclayo, se lo agradeceremos. ¡Estamos contigo, Chiclayo!